El otro día mire el cielo y pensé en lo inmenso que era, en mi ínfima presencia, en los meteoritos que entran en la atmósfera y en que me gusta pensar que son estrellas fugaces para pedir deseos, pensé en la ignorancia de nuestra especie, en porque nos costara tanto hacer el bien, en si existen diferentes razas humanas o si realmente todos somos iguales y todos tenemos la capacidad de cambiar las cosas, pensé en lo que nos impide o nos retrasa cambiar, pensé en cambiar dos veces mas, pensé en que somos cada uno de nosotros los culpables de nuestra propia infelicidad, pensé en la libertad, en que somos la primera cárcel que nos encontramos en el camino, nosotros, nuestro cuerpo, prisioneros y carceleros, reyes del mambo, definidores, magos de los limites, que no existen pero los inventamos, porque nos hacen sentir seguros, nada mas que por eso, como las fronteras, igual. Liberémonos de nosotros mismos y de todo lo que creemos creer, liberemos a los demás de nuestra existencia y nos liberaremos a nosotros mismos.