Este arte revolucionario encuentra como lugar propicio para manifestarse, lo monumental y público, el arte-mural, y también el afiche, el panfleto, el cartelón, las ilustraciones, etc. Todas ellas desdeñadas por el universalismo y el arte-purismo, como categorías inferiores al arte, o directamente como lo que no es arte. El arte revolucionario no se construye con “recetarios”, sino que se realiza en íntima relación con la realidad nacional y social, en estrecha comunicación con los sectores populares, que en su lucha anti-imperialista y anti-oligárquica son los forjadores de la cultura nacional, “el arte debe y puede constituirse en un arma de lucha nacional y social de los oprimidos contra la penetración y dominio imperialistas al mismo tiempo que contra las clases dominantes nativas y su cultura colonizada”. Juan Godoy sobre Ricardo Carpani y el arte de la época.