Me mira y la miro, intento hacer foco con la cámara, que la mano no me tiemble, que los ojos no me lloren, huelo el camión, huelo el miedo y la mierda que lo cubre todo; ella me sigue con la mirada, es curiosa, me hace acordar a Manuel, un perro que fue mi compañero durante 18 años, me hace acordar porque hace lo mismo, huele y ve, huele levantando el hocico y mira, siento que ella confía en mi. Pienso en otra cosa para no llorar, para darle algo de amor y consideración, para que reciba algo bueno en este último tramo que le queda de vida. El camión prende el motor, ya entra a descargar al ganado, y a ella, que ya para mi no es ganado, ella es alguien a quien no olvidaré jamás.