Un animal, como todos nosotros, pero al que tratamos como a una cosa que sirve para comer. Un animal, con la capacidad de sentir, pero al que matamos fritándole el cerebro o con un golpe en la cabeza. Un animal, con lazos personales, con amigos y familia, que negamos porque así nos enseñaron, porque así se hizo siempre. Seríamos capaces de trozar y asar a los demás animales si comprendiéramos de lo que somos parte? Nuestro metro cuadrado huele a viejo, debajo de la alfombra, junto con toda la mugre, está el cuestionamiento a nuestros hábitos y a nuestras costumbres, en nuestro pequeño metro cuadrado, miramos la caja boba y somos lo que debemos ser, nada mas. Ella y yo nos miramos, ella detrás del alambrado de quien dice ser su dueño, yo, con la suerte de pertenecer a una especie privilegiada la fotografío y me voy, sigo con mi vida, sabiendo todo, sabiendo lo que le va a pasar, sabiendo que alguien que no la conoció va a pagar para que la maten y se la va a comer, sin saber quien era, sin saber que nos miramos un rato, un pequeño instante, que ya paso, que ya no esta, que se murió.