Los mataderos tienen paredones largos y visualmente impenetrables. Solamente los camiones llenos de animales y miedo pueden entrar. Es lo mas parecido a una carcel de presos con pena de muerte. Ya desde lejos podemos sentir el olor del dolor. Y nada se escucha, un lugar tan grande donde nada se escucha, solamente si prestamos atención quizás llegamos a sentir una especie de zumbido lejano, un grito en una misma sintonía, un lamento, un pavor. Nada tenemos que ver, no es rentable, nada tenemos que oír, no lo intentes, nada tenemos que oler, no respires, que el olor a descomposición, a sangre fresca, te queda grabado en la cabeza, porque todo en un matadero huele a muerte.