Nos despojan de nosotros mismos. Nos quieren quitar nuestra esencia, todo lo que nos hace ser. Nos censuran imágenes de tetas comunes y menstruacion pero no lo hacen con las que muestran cadaveres de animales, niños sensuales, delirios religiosos, armamento, millonarios y sus collares de oro mientras que en el mundo hay hambre, eso para ellos esta bien. Nos hacen sentir que con pelos en las piernas no sos linda, que tenemos que tapar el olor que nos sale de las axilas, que mientras mas flaca mejor, que la telepatía no existe, que vivir del aire es de locos, que hablar de energías es de hippie. Veneran el físico y destruyen el alma. Hacen todo lo posible por alejarnos de nosotros porque de esa manera nunca nos aceptaremos, así siempre vamos a querer ser eso que no somos, así deseamos afuera en vez de amarnos adentro, nos sentimos incompletos, solo ellos pueden ayudarte, pueden completarte, venderte lo que te falta, lo que necesitas, que no es mas que lo que te diferencia, son un monopolio de la felicidad, sin ellos no podes estar completo y por ende no podes ser feliz. Desarrollamos el inconformismo mas feroz, pequeñas dosis de depresión todos los días, que actúan como un veneno potente que tomamos poco a poco, es casi imperceptible, como una sensación. Acá en el mundo de mentira no se habla de caca ni de pedos, acá se aprende a tapar lo natural, se aprende a mentir, a mentirnos. Nacimos en esta mentira y salir de ella es prácticamente imposible, aunque digamos no me importa como me veo, nos sacamos fotos con las poses de esas personas que queremos ser y actuamos la felicidad, aunque seamos unos depresivos por dentro, eso queda entre nosotros. Que bien pensado esta, un mundo de depresivos idealistas. Somos los perros corriendo el conejo que nunca vamos a alcanzar, porque no existe. Todo pensado para que hagamos lo que ellos quieren, para que siempre proyectando, consumamos su caca, tan real como la nuestra, la que hacemos en el baño a escondidas. Un mundo de deseos. Creemos que esa remera nos dará belleza, que esa casa nos dará prosperidad, que ese auto nos hará sentir libres, mientras que no hacemos otra cosa que atarnos a esa caricatura de nosotros mismos. Y quienes somos? Que queremos? Ellos manejan todas las figuritas, ellos ponen los parámetros, ellos te señalan a donde ir con una mano mientras con la otra apoyada en tu espalda te empujan bien despacito a donde ellos quieren llevarte. Cuanto de lo que soy son ellos? Después de tanto tiempo tengo miedo de tenerlos en mi sangre, tengo miedo de amarlos, de quererlos realmente, tengo miedo de tener el síndrome de estocolmo. Me siento como en una película de ciencia ficción, cuanto mas efectiva seria mi lucha por la liberación animal si no estuviera envenenada. Todos estamos siendo manoseados y estamos tan acostumbrados que no nos damos cuenta, pero hay que estar atento porque por momentos se le ve la cola al diablo, se ve cuando censuran lo natural, eso que somos que demuestra aceptación, la chica con una mancha de menstruacion se acepta y lo muestra, la mujer que no posa y se saca una foto desnuda con sus tetas sin los parámetros de belleza que no se ni de donde salen, se acepta. Todavía guardo una confusion, no se si esto es un problema, si es una forma, si es una enfermedad generada por el contexto social, me inundan las sensaciones de incertidumbre. Creo que el corazón del alcaucil esta en la felicidad, creo que ahi puede estar la salvación o la cura, creo que la felicidad esta en cada uno de nosotros y no hay nada externo que la complete, porque esta adentro, adentro de nosotros, seres maravillosos que viven en un mundo lleno de demonios.
(Imagen de la artista Rupi)