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Mi amiga, la empatía

En primer lugar para comprender hay que ahondar y para navegar hasta lo mas profundo de nuestro ser hay que formatearse. Nosotros y los animales somos animales, de eso no hay dudas. Ambos, sentimos dolor y sentimos placer. Cuando nacemos, si somos nenas nos ponen aritos para diferenciarnos de los nenes, porque somos sexistas, no importa si esa nena cuando este formada intelectualmente decida que quiere ser varón; los adultos decidimos sobre ese bebe y lo marcamos. Y aunque sea doloroso, creemos que duele menos porque ese bebe no se niega. Claro esta que no tiene la fuerza suficiente como para correr la mano del que los apunta con la aguja, ni tienen la suficiente madurez en el lenguaje como para decir “no quiero”. Todos los dolores que exceden a nuestro cuerpo son imaginarios. Por eso creemos que “mejor de chiquitos que no les duele”. Ese mismo mal preconcepto lo usamos con los animales no humanos. Creemos que ellos no sufren como nosotros porque ellos no son conscientes de su propia existencia. Como si la consciencia fuera directamente proporcional con el sentir, como si una persona con alguna enfermedad que le incapacitara ser consciente de su ser en esta tierra, no sintiera dolor cuando le pegan un palazo en la cabeza. Todas estas afirmaciones son inventos para poder sostener un sistema sobre el dolor ajeno. Un sistema de poder y dinero manejado por los medios de comunicación, por los gobiernos y aceptado por cada uno de nosotros que preferimos lo malo conocido que lo bueno por conocer. El tema principal es como nos restarteamos. Una buena manera es hacer un ejercicio de empatía. Uno bueno es el de las cerdas. Imaginemos a esos animales a los que se los hace parir una y otra vez, se los cría en pequeñas jaulas, se los aleja de sus crías, se los golpea, se abusa de ellos. Ponete en su lugar, ponete en el lugar de vivir en un lugar húmedo, frío, sin luz, sin poder ni siquiera oler a tus bebes frutos de una violación. Porque entonces no hacemos nada. Porque estamos mal educados. Nos dijeron que los animales están para servirnos y dijimos aha, nos dijeron que están para que nos los comamos y dijimos aha, nos dijeron que a ellos no les duele como a nosotros y dijimos aha. Todas las mentiras fabricadas por el diablo. El cambio a un mundo mas compasivo esta en el camino de un cambio de uno mismo. Si no cambiamos nosotros primero nada va a cambiar. Restart. Empecemos hoy, hoy no comas animales, sabe que eso es un cadáver, que sufrió solo para estar hoy en tu plato. Deci no quiero esto. Y mañana hace lo mismo, no elijas animales en tu menú. Apreta restart ahora y empeza a vivir sobre el amor y la empatía.

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