Ver las vacas al costado de la ruta, verlas y saber que van a ser asesinadas, ver que la que cuida de su ternero, lamiéndolo con tanto amor, va a ser separada de el, que va a gritar y a tener mucho miedo y después de ser separada de su hijo, ella con sus compañeras, van a ser subidas a un camión a los golpes van a ser apretujadas unas con otras, van a cagarse encima, van a sentir su mugre, van a ser bajadas en el matadero donde ya van a oler la muerte, van a sufrir, van a desear la libertad que no van tener, van a suplicarle a su dios, van a querer escapar hasta que las encuentre la muerte. Y cada una de ellas va a morir por ser parte de una cultura desculturizada, de un sistema que anda mal, que tiene los engranajes oxidados, que no sirve para el amor. Dejar de consumir animales es liberarles el alma, es el primer paso para que termine, de una vez por todas, la opresión.