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La caja boba

Los sentamos frente a la tele para ver los dibujitos animados. A los pocos segundos de empezar viene la publicidad. Tandas eternas que le dejan al nene el cerebro bien limpito. Mientras, uno gana tiempo. Aprovechamos a lavar la ropa, secar los platos, baldear o limpiar la heladera que hace meses no lo hacemos. Cuando termina el dibujito que lo distrajo un rato vuelve el demonio publicitario con la cara de caca de algun conocido o con alguna cancioncita que se le pega en ese piso del cerebro que la tanta anterior dejo vacio. Y crecen, y ya estan listos para enfrentar este mundo lleno de snacks y papitas. Lleno de gaseosas traicioneras y golosinas mas parecidas a la cocaina que a otra cosa. Y despues cuando nos pregunten a quien se parece, sin dudarlo, digamos "es igualito a mi", pero con el orgullo de una madre que pario a un humano de este mundo.

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