Vivimos encerrados en un mundo manejado por los intereses políticos y económicos de unas pocas familias. Para que ellos tengan tanto, algunos tienen que tener la nada misma. Esta gente tiene todo calculado, nos mienten con lo que nos hace bien, son los dueños de los medios de comunicación, nos envenenan con los alimentos, son los dueños de las tierras y el ganado, y después para curarnos de todas esas enfermedades causadas también por nuestra pasividad mental, nos venden los medicamentos experimentados en animales de sus empresas farmacéuticas. Generan un círculo vicioso que los vuelve cada vez mas ricos y a nosotros cada vez mas pobres y enfermos. Es hora de decir, no te creo, no me mientas, no lo quiero.