Lo de Cresta Roja fue fuerte. La empresa quebró y además de echar a la gente, a los animales no humanos los dejó encerrados sin agua ni comida. Cuando nos enteramos coordinamos junto con otras ongs y activistas independientes el rescate. No teníamos idea de lo que nos íbamos a encontrar, ni siquiera sabíamos si nos íbamos a encontrar algo, si nos iban a dejar pasar, no había data de la dirección exacta, solo teníamos el dato de una policía animalista que había recibido quejas de gente del barrio por el olor a podrido que salía de las naves.
Llegamos casi de noche, una mujer embarazada nos preguntó: “¿Ustedes son los de los animales?” y nos levantó una barrera dejándonos pasar. El olor era espantoso y la imagen parecía una película de ciencia ficción, los que habían llegado primero, con barbijos blancos, linternas y gallinas pasaban desesperados buscando cajas para meter a los animales que ya habían sacado, nadie esperaba sacar tantos. Se escuchaban llantos, gritos, y la policía que enojada, nos decía a todos que ya estaba, se cerraban las puertas. Una chica veterinaria había convencido al policía de un rato mas, pero ese rato se había acabado. Había gallinas por todos lados, que se escapaban de las manos principiantes de los activistas. No era fácil agarrarlas. Se corría el rumor de que podíamos contagiarnos gripe aviar. La gente gritaba: “Al auto de los de Mar del Plata”, esos eramos nosotros. Abrimos el auto y metimos casi 50 gallinas, las que había al baúl directo, no había mas cajas. Después de este día tremendo vino la búsqueda de adoptantes, y dos rescates más en los que participamos, vivimos a
casi 500 km del lugar y todo lo bancamos nosotros. El segundo rescate fue el mas grande, alquilamos un camión y nos llevamos como 900 gallinas. Emocionalmente fue muy crudo, ver gallinas moribundas, siendo comidas, pedir que alguien las mate, que dejen de sufrir, tomar una decisión con la vida de un otro, porque así te gustaría que hagan con vos, me acuerdo que un chico lloraba con un cuchillo en la mano que estaba por usar o ya había usado, no se, pero lloraba con tanta tristeza y angustia, esos momentos en los que dos desconocidos viven algo que no olvidarán jamas. Antes de Cresta Roja habíamos estado en un matadero de vacas, donde filmamos, habíamos visto mucho, no es que veníamos desde la virginidad de la violencia, ya la conocíamos, ya conocíamos el dolor filoso que somos capaces de darle a otro, ya habíamos visto a seres inocentes ser asesinados, pero a pesar de que esto no era un matadero, si era un campo de concentración. Hubo conflictos varios, de egos, de peleas, de muchas contradicciones entre humanos, así que al último rescate fuimos por nuestra cuenta y se nos sumaron un par de activistas nada más. Llegamos primeros, y no nos querían dejar entrar, porque según el casero otra empresa la había comprado y los nuevos dueños habían dado la orden de no dejar pasar mas a nadie (eso decía, finalmente fue Cresta Roja quien la siguió explotando) y como le habíamos llevado alimento orgánico a las gallinas y veníamos de tan lejos, éramos sólo dos personas, nos dejó pasar. Las naves quedaban a 100 mts o más de la casa del casero, así que como no nos veía nos llenamos el auto de gallinas y las tapamos con cosas, la que estaba cerca la levantábamos sin elegir a las más aptas para la vida, calculá que estaban hacía meses sin que nadie les diera comida o agua, estaban muertas de hambre y sed, desesperadas.
La partida fué tremenda, ellas no se corrían del auto, no nos dejaban ir, estábamos Fede y yo, llorando, porque nos teníamos que ir, había un auto lleno de gallinas sin permiso, pero estas otras no nos
dejaban ir, así que fuimos violentos con ellas, hicimos ruido, tocamos la bocina, las espantábamos con un trapo, toda una situación horrible, angustiante, la escribo ahora y lloro porque fue un momento muy duro. Cuando logramos sacar el auto, sacar las que se interponían en las ruedas, arrancamos y detrás nos corrían cientos de ellas, queriendo ser rescatadas y nosotros ahí, sin hacerlo, eligiendo las que estaban en el auto y no a las otras, eligiendo ser pacíficos ante esta situación generada por una sociedad violenta capaz de dejar sin agua ni comida a 27000 animales y hacer como que nada pasa, animales que se comían entre ellos, que tomaban agua podrida, que estaban locos, sacados, enfermos, porque así lo permitimos cada uno de nosotros asintiendo a esta locura, simplemente porque así es el sistema. Ahora vivimos con Shablon, Resistiré, Gato y Cuello Largo, 4 gallinitas que nacieron para morir, pero están vivas durmiendo en el sillón! Como 120 gallinas trajimos en el auto y dimos en adopción a familias que se ofrecieron a cuidarlas.